CDMX, septiembre 2025 — El escándalo estalló en redes: asistentes al concierto de Zoé denunciaron que León Larregui, vocalista de la banda, hizo playback durante todo el show. El boleto costaba 4 mil pesos. Lo que recibieron, según múltiples testimonios, fue una simulación sin esfuerzo, sin alma, sin voz.
“Ni ganas le echó para disimular que cantaba”, se lee en el post viral de @XQestendenciaMX, acompañado de emojis que resumen el hartazgo colectivo: 🤡😫💩.
🎭 ¿Qué se paga cuando se paga un concierto?
La indignación no es solo por el playback. Es por el engaño sistemático que convierte el arte en mercancía, la emoción en protocolo, el ritual en trámite. El público no exige perfección vocal: exige presencia real. Lo que se vendió fue una experiencia, lo que se entregó fue una fachada.
Este episodio revela algo más profundo: la industria musical como simulacro, donde el artista ya no canta, sino representa el acto de cantar. Como marioneta pop, Larregui encarna el vacío de una cultura que repite gestos sin contenido.
🚨 Zoé : Porque las personas están molestas, ya que pagaron 4 mil pesos para ver al mariguano de León Larregui hacer playback en todo su concierto. 🤡 El compa ni ganas le echó para disimular que cantaba. 😫 Si quieren tirar su dinero a la basura, vayan a conciertos. 💩💩💩 pic.twitter.com/aEGkkAGAqa
— Desorden Mundial (@DesordenM666) September 29, 2025
🧠 Playback como metáfora del sistema
El playback no es solo un truco técnico. Es una metáfora del sistema: políticos que simulan gobernar, medios que simulan informar, artistas que simulan sentir. Todo es espectáculo. Todo es fachada. Todo es playback.
Y el público, cada vez más lúcido, empieza a notar las costuras. Empieza a exigir autenticidad. Empieza a señalar el fraude.
📉 ¿Crisis de Zoé o crisis del modelo?
Zoé no es el único caso. Pero su caída en credibilidad marca un punto de inflexión. La banda que alguna vez fue símbolo de sensibilidad alternativa, hoy aparece como parte del engranaje que vende humo a precio de oro.
¿Es Larregui el problema? ¿O es el modelo de entretenimiento que convierte al artista en holograma, al fan en consumidor, al concierto en simulacro?