🟥 Así terminan los trabajos falsos: ejecutados en Sinaloa, reclutados en Jalisco
Dos menores desaparecidos en Jalisco desde mayo fueron encontrados sin vida en Sinaloa. Vestían ropa táctica. Todo indica que cayeron en la trampa del crimen organizado: ofrecieron “trabajo”, pero era un secuestro para convertirlos en carne de cañón.
El 14 de julio, en un camino de terracería del poblado El Pozo, Sinaloa, aparecieron dos cuerpos. Estaban dentro de una camioneta abandonada. Vestían ropa tipo militar, botas tácticas y portaban insignias. No eran sicarios adultos: eran menores de edad.
Poco después, se confirmó su identidad. Se trataba de Carlos Alejandro Estrada Alba y Paúl Alexander, adolescentes de 16 años, reportados como desaparecidos en mayo en Zapopan e Ixtlahuacán de los Membrillos, Jalisco.
Los habían “enganchado” con la promesa de un trabajo. Pero ese trabajo era una farsa: era reclutamiento forzado, una práctica cada vez más común del crimen organizado para nutrir sus filas con jóvenes pobres, sin oportunidades y sin redes de protección.
🏴 Rancho Izaguirre: la fábrica de sicarios del CJNG
En septiembre de 2024, autoridades estatales irrumpieron en el Rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco. Lo que hallaron ahí parecía sacado de una película de horror: cuerpos enterrados, armas, uniformes, estructuras de entrenamiento y tortura.
Se confirmó que el rancho operaba como centro de reclutamiento y adiestramiento del CJNG (Cártel Jalisco Nueva Generación). Jóvenes eran llevados allí mediante engaños: vacantes falsas, ofertas de empleo en redes sociales, promesas de dinero fácil. Cuando llegaban, ya no podían salir.
Algunos eran entrenados. Otros eran ejecutados.
Los dos jóvenes hallados en Sinaloa podrían haber pasado por un centro de este tipo. La coincidencia es aterradora: la ropa, el perfil de edad, la ruta. Jalisco es hoy uno de los principales focos de desapariciones forzadas de menores, especialmente varones entre 15 y 19 años. Lo advirtió incluso la Universidad de Guadalajara.
🔴 Desaparecen con la promesa de un futuro. Terminan en fosas.
Estos “trabajos” que circulan por Facebook, TikTok y WhatsApp muchas veces son diseñados por estructuras criminales: agencias falsas, páginas clonadas o conocidos que, sin saberlo, actúan como reclutadores involuntarios. Ofrecen puestos como “guardias de seguridad”, “ayudantes”, “acompañantes”, o incluso “oportunidades en el extranjero”.
Pero lo que hay detrás es una trampa.
México vive una crisis humanitaria de desapariciones, y en estados como Jalisco, Sonora y Guanajuato, hay un patrón claro: jóvenes varones desaparecen más, en edades más tempranas, y en zonas con fuerte presencia del narco.
🕯️ Guerreros Buscadores: las madres que enfrentan al narco
Frente al silencio del Estado, las que buscan son las madres. Colectivos como Guerreros Buscadores, Madres Buscadoras de Jalisco o Colectivo Luz de Esperanza han encontrado fosas, rastros, prendas, y a veces, cuerpos.
Pero buscar también mata. En abril, fue asesinada María del Carmen Morales, madre buscadora que localizó pistas dentro del Rancho Izaguirre. Las amenazas contra ella eran públicas. A nadie le importó.
❗ ¿Cuántos jóvenes más van a morir antes de que se admita que esto es una guerra de exterminio disfrazada de empleos?
Los adolescentes asesinados en Sinaloa no fueron sicarios. Fueron víctimas de un sistema de crimen institucionalizado, de un país que no protege a sus hijos, y de un narco que opera con reclutadores, campos de adiestramiento y redes de trata laboral.
El “trabajo” que les ofrecieron era una sentencia de muerte.