RESUMEN EJECUTIVO: Este artículo desmonta la narrativa oficial sobre el narcotráfico, exponiendo que no es un problema mexicano espontáneo, sino una estrategia deliberada de Estados Unidos para desestabilizar, controlar y beneficiarse de México. A través de estructuras como la CIA, el Pentágono, Fort Bragg, y con la complicidad de políticos locales y medios internacionales, el narco ha sido convertido en un instrumento de guerra híbrida. La corrupción, la violencia y el caos no son efectos colaterales, sino objetivos centrales de esta operación encubierta.

INTRODUCCIÓN
Durante décadas, la narrativa sobre el narcotráfico ha sido clara: México es el productor, Estados Unidos la víctima. Esta versión simplista ha sido repetida por gobiernos, medios y expertos que presentan al narco como un fenómeno criminal local desbordado producto de la pobreza y la ignorancia. Sin embargo, las evidencias muestran otra realidad: el narcotráfico es una herramienta geopolítica utilizada por Washington para ejercer control sobre México y otras regiones del mundo.
Este artículo reordena los hechos, conecta los hilos y demuestra que el narco no es un cáncer espontáneo, sino una metástasis inducida desde el exterior.
1. EL MITO DEL NARCO COMO PROBLEMA MEXICANO
El discurso dominante sostiene que México es la fuente del narcotráfico y Estados Unidos la víctima de ese flujo. Sin embargo, según datos oficiales de la propia Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), más del 90% de los detenidos por tráfico en la frontera son ciudadanos estadounidenses.
Organismos como la DEA y la FBI tienen conocimiento desde hace años de redes de distribución internas, cárteles operando dentro del territorio de EE.UU., y flujos financieros ilegales que involucran bancos estadounidenses. Pero esto no se denuncia porque desmontaría el mito de que el enemigo está “al sur del Río Bravo”.

2. FORT BRAGG Y EL NARCOESTADO MILITARIZADO
La base militar de Fort Bragg, Carolina del Norte, es una de las instalaciones más importantes del ejército de EE.UU. Allí operan las Fuerzas Especiales, los Boinas Verdes y unidades de inteligencia militar.
Reportajes del periodista Seth Harp han revelado que en Fort Bragg existe un problema sistemático de tráfico de drogas, armas y personas. Soldados estadounidenses han estado implicados en redes criminales mientras reciben entrenamiento para operaciones en el extranjero. Esta militarización del narco no es accidental: forma parte de una estrategia de doble vía donde el ejército combate un problema que internamente alimenta.

3. LA CIA Y LA HISTORIA ENCUBIERTA DEL NARCOTRÁFICO
Desde la década de 1980, la CIA ha estado implicada en el financiamiento de guerras mediante el tráfico de drogas. Casos como la Operación Irán-Contra, la relación con el Cártel de Guadalajara y el asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena apuntan directamente a Langley.
La investigación del periodista Gary Webb, plasmada en la serie “Dark Alliance”, demostró que la CIA permitió la entrada de cocaína a barrios afroamericanos de Los Ángeles para financiar a los contras nicaragüenses. A pesar de que Webb fue desacreditado y empujado al suicidio, años después documentos oficiales confirmaron partes esenciales de su denuncia.
La conexión entre inteligencia y narcotráfico no ha desaparecido: ha evolucionado. Hoy se presenta como “cooperación bilateral”, “lucha antinarcóticos” o “misiones de seguridad fronteriza”.
4. CÁRTELES GRINGOS: EL NARCO EN CASA SEGÚN JESÚS ESQUIVEL
El periodista Jesús Esquivel ha documentado extensamente la existencia de organizaciones criminales plenamente desarrolladas dentro de Estados Unidos. En entrevistas y reportajes con Proceso y MVS Noticias, denuncia que hay estructuras completas de cárteles estadounidenses que operan en ciudades como Chicago, Los Ángeles, Houston y Nueva York.
Estos grupos no solo distribuyen drogas importadas, sino que también controlan rutas, lavan dinero y reclutan personal en instituciones como el ejército o la policía. La narrativa que invisibiliza a los cárteles gringos responde a una estrategia de propaganda: mantener la imagen de “lucha contra el narco” mientras se tolera (o incluso promueve) su existencia interna.
Esquivel también señala que las agencias de inteligencia y policiacas estadounidenses no solo saben de su existencia, sino que en muchos casos los utilizan como informantes, infiltrados o brazos operativos en misiones de desestabilización regional.
5. FENTANILO: UNA CRISIS FABRICADA
El fentanilo ha sido presentado como el nuevo demonio público, con México como culpable. Sin embargo, las farmacéuticas estadounidenses como Purdue Pharma crearon el mercado de opioides con apoyo del sistema regulador gringo. La adicción fue generada desde dentro.
Aunque parte de la producción venga de China o se procese en México, la distribución interna, el lavado de dinero y la protección política son estadounidenses. Nuevamente, el discurso se invierte para justificar posibles intervenciones.

6. GUERRA HÍBRIDA: EL OBJETIVO ES MÉXICO
El uso del narco como herramienta de guerra no es solo económico. Es estratégico. La guerra híbrida implica operación psicológica, desestabilización social, cooptación de instituciones y deterioro de la imagen internacional de un país.
Estados Unidos no necesita tropas en México para dominarlo: basta con que el país esté sumido en violencia, fragmentación territorial, crisis política y dependencia financiera. La criminalización de la sociedad mexicana y la mediatización del horror son parte del manual.
7. CÓMPLICES INTERNOS Y SILENCIO MEDIÁTICO
Ningún imperio opera sin complicidad local. Políticos, militares, empresarios y periodistas mexicanos han colaborado directa o indirectamente con esta estrategia de dominación.
Gobiernos de distintos signos han permitido la operación de agencias estadounidenses en suelo mexicano. La narrativa oficial se construye desde medios cooptados que repiten las versiones de la DEA, omitiendo sistemáticamente el papel de Washington.
CONCLUSIÓN: EL NARCO COMO INSTRUMENTO DE SAQUEO Y CONTROL
Estados Unidos no sufre el narco: lo administra. No combate las drogas: las regula. No busca paz: busca dominio.
El narcotráfico no es un desafío criminal, es una herramienta de control imperial. Es parte de una guerra híbrida contra México que ha destruido comunidades, debilitado el Estado, y desmovilizado a la sociedad.
Mientras sigamos creyendo que el problema está en los cárteles y no en los centros de poder que los financian, seguiremos siendo cómplices de nuestra propia destrucción.