CDMX, agosto 2025. Un conductor de BMW, intoxicado por alcohol y poder, agredió brutalmente a una familia en plena vía pública. El video —difundido por @QuePocaMadre_Mx— muestra a un sujeto fuera de sí, rompiendo cristales, persiguiendo inocentes, y desatando una escena de terror urbano. ¿Y las autoridades? Brillan por su ausencia. Como siempre.
🚨 El incidente
El agresor, con placas MNDZ 3714, venía hostigando a otros vehículos en Gran Canal.
Cerró el paso a una familia, descendió de su auto y comenzó a golpear su vehículo.
Ignoró que había niños a bordo. Un ciudadano intentó intervenir, pero fue repelido.
El agresor persiguió a la familia y terminó rompiendo los cristales del coche metros más adelante.
No hay reporte oficial de detención. Ni sanción. Ni presencia institucional.
🧠 El monstruo del alcohol
Este no es solo un borracho violento. Es el símbolo de algo más profundo: El alcohol como catalizador del ego desatado. El volante como cetro de impunidad. El automóvil como armadura de poder. El monstruo no nace en la botella, sino en la certeza de que nadie lo va a detener.
🏚️ Estado ausente, ley evaporada
La escena no solo muestra violencia. Muestra abandono. El Estado no aparece. La policía no interviene. La ley no se aplica. La ciudad se convierte en un teatro de agresión donde el más fuerte impone su narrativa. Y el ciudadano común queda atrapado entre el miedo y la resignación.
