México: atrapado entre narcoestado, corrupción y ciudadanos desprotegidos
México atraviesa una crisis profunda que va más allá de la violencia visible: el país está atrapado en un círculo donde autoridades, gobiernos locales y crimen organizado se entrelazan, afectando directamente la vida cotidiana de millones de mexicanos. Lo que muchos llaman narcoestado no es una teoría: se refleja en los precios que pagamos, la seguridad que no tenemos y la impunidad que parece la norma.

Narco impuestos: del pollo a la construcción
En el Estado de México, por ejemplo, la Familia Michoacana, bajo la dirección de los hermanos Hurtado Olascoaga, impone “impuestos” ilegales sobre productos básicos y materiales de construcción. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) ha documentado incrementos que van desde el 20% hasta más del 300% en algunas localidades.
El pollo, alimento esencial de la dieta mexicana, es un ejemplo evidente:
- Toluca: 75 pesos/kg (promedio estatal).
- Sultepec: 115 pesos/kg (+53%).
- Tejupilco: 95 pesos/kg (+26%).
- Texcaltitlán: 90 pesos/kg (+20%).
- Ixtapan de la Sal: 105 pesos/kg (+40%).
Pero no solo los alimentos sufren: materiales de construcción, bebidas alcohólicas y cigarrillos también están sujetos a estos cobros, encareciendo la vida de las familias y afectando proyectos esenciales como la construcción de viviendas.

La sensación de abandono
La presencia de cárteles en la vida cotidiana va de la mano con corrupción e ineficiencia institucional. En muchos municipios, policías y autoridades locales están condicionadas o cooptadas, creando un círculo de impunidad. Los ciudadanos no solo temen por su seguridad; también sienten que el gobierno no cumple con su función más básica: protegerlos.
Esta combinación de factores provoca:
- Falta de confianza en las instituciones.
- Adaptación forzada a la economía informal, pagando “narco impuestos” o recurriendo al mercado negro.
- Cansancio y apatía política, ante la sensación de que los derechos ciudadanos no tienen respaldo.
México frente a un espejo incómodo
El problema del narcoestado es estructural y persistente. Va más allá de la violencia mediática: afecta la alimentación, los precios de la vivienda, el empleo y la vida diaria de millones de personas. La impunidad y la corrupción han creado un vacío donde el crimen organizado actúa como un Estado paralelo, dictando reglas económicas y sociales.
Mientras tanto, la sociedad mexicana observa, cansada y frustrada, cómo sus autoridades parecen incapaces de enfrentar un sistema que los somete desde dentro y desde fuera. En este escenario, la línea entre ciudadanía y supervivencia se difumina, y la pregunta no es si habrá justicia, sino cuándo y cómo podrá la gente vivir sin miedo en su propio país.
