Hombre fue detenido tras ofrecer monedas virtuales en Roblox a cambio de fotos íntimas de menores

🎮 ¿Tus hijos juegan Roblox?

Cuando el juego se convierte en moneda de abuso

En Argentina, un hombre fue detenido tras ofrecer monedas virtuales en Roblox a cambio de fotos íntimas de menores. No es un caso aislado. Es un síntoma. Un espejo oscuro de cómo la simulación digital ha colonizado la infancia, transformando el juego en un campo de manipulación emocional y explotación encubierta.

Roblox no es solo un videojuego. Es una plataforma con más de 70 millones de usuarios diarios, muchos de ellos niños. Un metaverso infantil donde se comercia con atención, afecto y status virtual. Pero también, donde depredadores se camuflan entre avatares amigables, usando la lógica del juego para naturalizar el abuso.

🧠 Economía simbólica del grooming

El grooming digital ya no se basa en amenazas explícitas. Se basa en recompensas. En monedas, skins, niveles. En convertir el deseo de pertenecer en una trampa. ¿Qué significa que un niño acepte enviar una foto íntima a cambio de una moneda virtual? Que el sistema ha logrado traducir el cuerpo en código. Que el valor simbólico del juego ha desplazado el sentido del límite.

🕹️ La interfaz como simulacro de confianza

Los chats de Roblox no tienen rostro. Pero tienen tono. Tienen emojis. Tienen una arquitectura emocional que simula cercanía. Los abusadores no necesitan esconderse: el diseño ya los protege. ¿Quién vigila los mensajes privados entre avatares? ¿Quién regula el lenguaje afectivo que se construye en esos espacios?

🏛️ Silencio institucional y negligencia programada

Las plataformas se escudan en términos de uso. En algoritmos de moderación que no entienden el contexto. En políticas que responsabilizan al usuario, nunca al diseño. Mientras tanto, los Estados llegan tarde. Las escuelas no saben cómo educar en ética digital. Y los padres, muchas veces, ni siquiera saben qué es Roblox.

📣 ¿Qué hacer?

  • Desnaturalizar el juego: Hablar con los niños sobre lo que hacen en línea. No desde el miedo, sino desde la conciencia.
  • Exigir transparencia: Las plataformas deben rendir cuentas. ¿Qué protocolos tienen para detectar grooming? ¿Qué hacen con las denuncias?
  • Educar en afectividad digital: Enseñar que no todo vínculo virtual es seguro. Que la confianza no se mide en likes ni en monedas.

Roblox es solo un síntoma. El problema es más profundo: vivimos en una cultura que ha convertido la infancia en un mercado. Que ha gamificado el afecto. Que ha delegado la educación emocional a interfaces diseñadas para maximizar la retención, no el cuidado.

¿Tus hijos juegan Roblox? Entonces no es solo un juego. Es una frontera. Y hay que estar del otro lado.

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