Tijuana, B.C. — El pasado 7 de agosto, Ismael Espinoza, de 50 años, fue víctima de un doble atropellamiento en la colonia Terrazas del Valle. Lo más alarmante: ambos impactos fueron provocados por el mismo conductor, un ciudadano estadounidense que, según reportes, ya fue detenido.
🔍 ¿Accidente o agresión deliberada?
Testigos afirman que el conductor embistió a Espinoza, se detuvo brevemente y luego volvió a arrollarlo. Este patrón sugiere una posible intención homicida, más allá de un accidente vial. La reincidencia en segundos marca un giro inquietante en la narrativa: ¿qué motivó al agresor? ¿Hay antecedentes de violencia?
🌐 Frontera porosa, justicia difusa
El hecho de que el agresor sea estadounidense reaviva el debate sobre la impunidad transfronteriza. ¿Recibirá un juicio justo en México o será repatriado bajo presión diplomática? ¿Qué garantías existen para que crímenes cometidos por extranjeros en territorio nacional no queden impunes?
🧠 El espectáculo del crimen
Este caso se suma a una creciente tendencia de violencia urbana que, lejos de ser aislada, parece formar parte de un paisaje social cada vez más desensibilizado. La repetición del atropello no solo es brutal: es simbólica. Representa una doble negación del valor humano, una coreografía de desprecio que merece ser analizada desde lo político, lo mediático y lo moral.