En Gómez Palacio, Durango, un video reciente se volvió tendencia al mostrar a un niño conduciendo un camión urbano… y haciéndolo con más pericia que muchos choferes adultos. El pequeño conductor respetó las boyas, tomó las vueltas con cuidado y, para sorpresa de todos, ¡puso las direccionales!
La escena, que podría parecer una anécdota graciosa, expone de forma irónica la cruda realidad del transporte público en la región: unidades mal manejadas, choferes imprudentes y un servicio que deja mucho que desear.
Mientras algunos usuarios celebran la destreza del joven, otros cuestionan la seguridad del acto. Lo cierto es que, con tan solo unos minutos de grabación, este “señor chiquito” ha dejado en evidencia a toda una flota de conductores que parecen haber olvidado lo básico: manejar con respeto por la vida.
En un país donde la educación vial brilla por su ausencia, tal vez no sea descabellado que un niño nos dé la lección que muchos adultos necesitan.