La muerte de Carlos Manzo no fue un hecho aislado: fue la chispa que encendió la rabia de una generación que ya no está dispuesta a callar. La Generación Z sale a las calles con un mensaje claro: “nos están robando el presente y destruyendo el futuro”.
🔥 El hartazgo juvenil
Crecieron en medio de violencia, precariedad y simulación política.
Viven con la certeza de que el sistema no les ofrece seguridad ni oportunidades.
Ven cómo la corrupción y la impunidad se normalizan mientras el discurso oficial promete un país que no existe.
✊ Contra el poder y la simulación
Las marchas no son solo por Manzo: son un rechazo frontal al gobierno y a Morena, símbolos de un poder que se presenta como transformador pero que, en la práctica, reproduce la misma maquinaria de control y abandono.
La Z no compra narrativas oficiales. No cree en promesas vacías. No se deja domesticar por discursos que maquillan la violencia estructural.
🎭 Estética de la resistencia
Banderas de anime, glitch art, calaveritas charro: la protesta se vuelve híbrida, entre calle y red.
La cultura pop se convierte en arma política, un lenguaje que conecta y viraliza.
Cada meme, cada overlay, cada símbolo es un recordatorio de que la juventud no solo protesta: crea su propio relato de resistencia.
🌋 Un futuro en disputa
La Generación Z no pide permiso. No negocia migajas. Exige un país donde vivir no sea un acto de riesgo. Su grito es contra la destrucción ambiental, contra la precarización laboral, contra la violencia política. Y su blanco es claro: un gobierno que prometió esperanza y entregó simulación.
🧨 Conclusión
Lo que está en juego no es solo justicia por Carlos Manzo. Es el derecho de toda una generación a existir con dignidad. La Z va con todo. Y cuando una generación entera decide que ya no tiene nada que perder, el poder debería temblar.
